POR NORBERTO HERNÁNDEZ BAUTISTA
Lo más lógico es que la candidatura de la coalición ya esté decidida; solo es un asunto de tiempo para hacerlo público en otro evento tan sin sabor, sin chiste, como la reunión donde estuvieron los dos partidos realmente interesados. El otro partido solo ocupa una silla, si hay café, toma, si hay desayuno, desayuna. Sin duda, algo hay que hacer. Ese partido nada tiene que opinar, solo saber lo que le toca, lo que va a ganar. Saldrá más caro, que las cervezas en el Mundial de Qatar.
Lo complejo de las llamadas reuniones o negociaciones para consolidar la coalición no está en loque van a acordar los convocados. Para el Partido Acción Nacional (PAN) es algo que pesa, que tiene otro valor, donde una mala decisión puede generar altos costos entre su militancia y base electoral. No es fácil decir a los miembros activos ¡que siempre no!
Que eso seis años de trabajo, de reuniones, de elecciones internas para consejeros estatales y nacionales, de discursos, de giras, de pláticas entre actores políticos del partido, de litros de café para hablar de organizar a la militancia, de asambleas para cambiar los comités municipales, de encuentros para arengar que ahora sí van con todo por la gubernatura, de convocar a gobernadores para que apoyen, de levantar la mano haciendo la “V” de la victoria, de encuentros con la dirigencia nacional y la estatal para destapar a uno de sus adelantados y decir que: “ahora sí hay gallo para la gubernatura”.
¡Vamos con todo! Decían. Frase que me gusta y que solo la había escuchado en los tacos y que es de la autoría de nuestros excelentes taqueros: ¡Van con todo joven! Pero la tropicalizaron los políticos y ahora es grito de campaña: ¡Vamos con todo!, expresión que en este contexto no entiendo a qué específicamente se refieren, porque más que “ir con todo, se han llevado todo”. Que alguien me aclare, por favor.
Bueno, en la jerarquía panista estatal corrieron el riesgo que en una de esas convocatorias aceptara Vicente Fox venir a regar el tepache. ¡Si ya saben cómo me pongo para que me invitan! O que se apareciera Cabeza de Vaca en la fila de los gobernadores convocados al apoyo; eso sí con uno o dos amparos bajo el brazo, por aquello que el dictador lo mande detener siendo tan decente personaje.
Toda esta actividad, en mayor parte realizada por la nobleza de una militancia que todavía existe en el PAN, aunque cada vez sean menos, puede terminar en el olvido. La percepción es que será el Partido Revolucionario Institucional (PRI) quien ponga a la candidata de la coalición a la que —para estar a la altura hay que decirlo así— todas y todos tienen que apoyar para salvar al ¡Estado de México! Suena como a programa de lo chusco, pero tendrán que aceptarlo. Si ya hubo quienes marcharon para salvar al INE, nada es extraño. Así nomás, en frío, tirar por la borda todo aquello por lo que se trabajó, todo lo que motivo movilizarse y todo aquello que hizo creer que ahora tenían un candidato “echado pa´ delante”.
Ni modo, en el evento donde estuvieron los posibles coaligados la expectativa real era que dieran a conocer cuál sería el método para elegir al candidato o candidata a encabezarla. Nada de eso sucedió. Encuesta, consulta abierta, no; para nada: En fin, si no se pudo un candidato a gobernador: ¿qué tal uno a senador? Ya los oigo diciendo a la militancia: apoya, no dividas al partido. El PAN sigue siendo su propio destructor.
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