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Enfermedad de Acción de Nacional


POR NORBERTO HERNÁNDEZ BAUTISTA

La candidata de la coalición PAN-PRI-PRD-NA tiene un reto de alto grado de dificultad, pero sus aliados, ¡Ya ganaron! Para la chiquillada que representan el PRD y NA con la continuidad es más que suficiente; para ellos, conservar y ser parte de la alianza es su mejor y mayor ganancia. Sus respectivos partidos seguirán obteniendo financiamiento público de forma ordinaria y de manera extraordinaria por procesos electorales.


Desde luego que también tienen garantizada una diputación —o dos— para sus líderes y algunas regidurías por ahí, en las elecciones concurrentes del 2024. Por supuesto que todos los cargos serán por la vía plurinominal, es decir, de regalo. ¿Ganan algo los electores con la presencia de esos partidos y sus presentantes? Absolutamente nada.


En el caso del PAN sigue siendo víctima de una enfermedad autoinmune. Esa es su triste historia y su recurrente realidad, al menos, desde las elecciones de 1996 a la fecha. Nunca ha querido salir de su zona de confort. Esa tendencia ha sido creada y alimentada por sus dirigentes.


Es tan drástico el padecimiento de autoinmunidad que no han ganado la gubernatura porque no han querido. Han tenido y tienen todo para ganar las elecciones de gobernador, pero su gusto por ser oposición es más fuerte y regresan al espacio de autocontrol por no crecer. ¿Por qué debo ganar la gubernatura si aquí mando yo? ¿por qué tengo que ganar la elección de gobernador si en una negociación me dan lo que pido?


Lo peor ahora es que se han creado un autoengaño: ¡apoyamos, porque vamos por un gobierno de coalición! En realidad, es una salida que justifica a sus dirigentes ante la militancia.


Casi seis años pavimentando un camino hacia la gubernatura y ¡de pronto flash la niña del bikini azul! Aceptan una negociación donde van en segundo plano. Eso sí, algunos de sus dirigentes ya están en la lista de los próximos cargos de elección por la vía plurinominal, ya sea en la lista de la alianza en el 2024 o en las designaciones del Comité Ejecutivo Nacional del PAN. Este último escenario ocurrirá ganen o pierdan la elección de gobernador.


El PAN se autolimita y no crece. Esto es porque vive del engaño. Obtiene votos que no genera. La clase media que no se identificaba con el PRI votaba por el PAN, tan pronto creció el PRD, la clase media no votaba ni por el PRD ni por el PRI, se resignaba a votar por el PAN. Ahora que Morena es un partido competitivo, que ganó las elecciones presidenciales de 2018, que suma veinte gubernaturas y que tiene la mayoría en la cámara de diputados y en la de senadores, las clases medias siguen votando por el PAN, ante su rechazo por la opción de izquierda, sobre todo en contra del presidente del país, al que ven como su odiado enemigo.


De la bondad de esos electores, el PAN abusa. De ahí han vivido varios de sus líderes que, con solo salir nominados internamente tienen asegurados un escaño en el senado, diputaciones, regidurías o sindicaturas. Cualquiera que sea el agravio a los electores, el día de los comicios volverán a votar por el PAN y por ellos, porque, otra vez, son la propuesta del partido.


El PAN tiene una militancia noble, pero cansada de siempre lo mismo. La fragmentación interna es un síntoma de su descomposición: el grupo Izcalli, el grupo Atizapán, el grupo Tlalnepantla, el grupo Ecatepec, el grupo Cuautitlán, el grupo Metepec, etc. Todos dueños de una parte del partido diseñada para impulsar triunfos personales, no del PAN.

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